Primero, rallo el queso y reservo.
Segundo, mezclo la harina con el agua la sal un buen chorreón de aceite y reservo.
Tercero, rallo las patatas por el lado grande del rallador, pongo en un trapo y escurro muy bien.
Una vez bien escurridas, las añado al cuenco con la harina y el agua, mezclo, añado el queso y sal. Reservo.
Como no tengo mandolina, con mucha paciencia, he cortado rodajitas lo mas finas posible del calabacín, he colocado en un paño de cocina y he secado muy bien.
He puesto papel de horno en una bandeja, pongo un chorreón de aceite y extiendo la masa resultante. Cuando he terminado de colocarla, me ha parecido que ha quedado muy gordita, pero hay que esperar el resultado final.
Me ha parecido muy sosa de sabor, solo sal, así que he añadido pimienta, cayena en hojuelas y ajo en polvo.
Precaliento el horno a 200 grados y voy colocando el calabacín por encima. Echo sal, pimienta y un poco de romero fresco. Meto en el horno 20 minutos que es lo que decía la receta, pero me ha parecido que no estaba crujiente, ya que es el objetivo, y lo he vuelto a poner 10 minutos mas, lo vuelvo a mirar y seguía sin estar crunch, así que lo he dejado 5 minutos mas, pero ya el calabacín se estaba desapareciendo. Total 35 minutos. Sigo pensando que es mucha patata, ya que no ha quedado finita. Si por un casual, la repito y sale bien, lo pondré por aquí, pero vaya, que no tengo ahora mismo mucho ánimo.
Lo que ha quedado lo he pasado por la sartén con un pelín de aceite y claro, así sí cruje, pero ya hablamos de otra cosa.
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