Qué ricas están las patatas así, merece la alegría prepararlas. Tanto se escucha hoy día que si la insulina, que si el almidón, que si bla bla, lo que me enteré hace un par de años, es que si se preparan y se ponen en el frigo al menos 12 horas, el almidón se vuelve resistente, de manera que el cuerpo no lo puede transformar en azúcar. No sé si es cierto o no, pero como puedo hacerlo, pues lo hago. Así pues, he preparado esta receta por partes.
Las he lavado muy bien y frotado con un cepillo. Las he puesto a cocer en una olla con agua y sal. Deja cocer hasta que las pinches y estén tiernas, mas o menos 20 minutos. Bueno, estas eran grandes, así que si las encuentras mas pequeñas, controla el tiempo.
Una vez cocidas, saco y en caliente, he machacado con un vaso y las he guardado en el frigo hasta el día siguiente. Si tú quieres, puedes seguir ya con la receta.
En una bandeja de horno, he puesto un papel sulfurizado, he puesto un chorrillo de aceite y colocado las patatas aplastadas encima.
Riego con un poco de aceite, aliño con sal, pimienta, cayena en trozos (si te gustan las hierbas, puedes poner orégano, tomillo, romero o incluso curry...) y pongo en el horno precalentado a 220 grados unos 25 minutos o hasta que estén doradas.
Qué ricas¡¡¡